Producir un kilowatt de electricidad con energía nuclear cuesta 6.5 centavos de dólar, un poco más caro que los cinco centavos del carbón. Es posible reducir el costo de construcción de un reactor en un 25% bajando aquella cantidad inicial a 5.5 centavos. Otros 0.4 centavos pueden reducirse por medio de que tan eficientemente se opera la planta (Deutch, 2006). Obligar a las plantas generadoras de carbón a secuestrar su CO2 o gravando la contaminación que generan podría dar la ventaja al sector nuclear para realmente crecer. En Estados Unidos se publicó en 2005 la Energy Policy Act, la cual otorga un crédito fiscal de $1.8 dólares por kilowatt generado en una planta nuclear durante los primeros ocho años. Incentivos como estos podrían ser la gran diferencia. Ha llegado la hora de reevaluar lo positivo la energía nuclear, la contingencia lo amerita. Aunque no sea popular, sobre todo entre los ambientalistas, hay que retomar el sendero nuclear. Diferentes contratistas en Estados Unidos ya tienen como tarea construir los próximos años 25 reactores nucleares. Entre estos contratistas se encuentran General Electric y la empresa francesa Areva. El gigante japonés Toshiba está trabajando en un prototipo de baterías nucleares que son pequeñas unidades selladas con la capacidad de generar 10 megawatts de energía y pueden durar entre 15 y 30 años funcionando. En Sudáfrica ya se han desarrollado reactores a pequeña escala, los cuales por su ingeniería no pueden repetir una catástrofe como la de Chernobyl en 1986. Por ahora no existe mejor opción que enterrar los desperdicios, que no se pueden utilizar para fines bélicos (esto se logra utilizando un proceso conocido como el “ciclo de combustible abierto” a partir del cual se elimina la mayor cantidad posible de desperdicios y los que quedan son inútiles para armar ojivas). La capacidad técnica para guardar los desechos de manera segura ya existe, es cuestión de que sea implantada de la manera correcta. Por ahora en este sentido se está investigando la posibilidad de reciclar ciertos productos utilizados en el proceso nuclear como el plutonio. Esta rama requiere de mucha inversión y además parece inevitable que buena parte de los materiales utilizados en los reactores terminarán convirtiéndose inevitablemente en desperdicios. Los beneficios inmediatos de la energía nuclear superan con creces los posibles riesgos a mediano y largo plazo. Les guste o no a los ambientalistas la biosfera ya no aguanta, hay que reducir el bióxido de carbono y la energía nuclear es una opción a gran escala para hacerlo. México sólo tiene un reactor nuclear en todo el país.
jueves, 9 de julio de 2009
La energía nuclear contraataca II
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