Malinalco es parte de una microcuenca que en las últimas tres décadas sufrió una creciente degradación debido a una población en aumento que carecía de un plan para tratar sus aguas negras. Como sucede con tantas cuencas de nuestro país, el río que atraviesa, como columna vertebral, el municipio, conocido como San Miguel o Amaxac, se contaminó. Perdió su biodiversidad: cangrejos de río, tortugas, ranas, atepocates, arbustos y plantas de la región, se extinguieron, convirtiéndose la barranquita en un foco de infecciones para los vecinos colindantes con él y para la población en general.
Comenzamos con la cabecera municipal, donde el problema es más acuciante. Lo primero que hicimos fue observar dónde había descargas de aguas residuales y de dónde provenían. Enseguida, convocamos a las 125 familias que habitan a los lados del río, a unos talleres de cultura de agua, para conjuntar saberes, reflexionar sobre la situación de dicho río, recordar cómo era antes, imaginar cómo puede ser y decidir qué hacer para sanearlo. En concordancia con las familias, decidimos comenzar por dar una solución al terrible problema del vertido de las aguas negras al río. La Escuela del agua investigó sobre las diferentes tecnologías de tratamiento de aguas residuales. Acudimos a las viviendas de los ribereños, les entrevistamos y elaboramos con cada familia un croquis del predio en el cuál ubicamos dónde podía ser instalado un sistema de tratamiento y de qué tipo.
Hablamos con autoridades de la Comisión de agua del Estado de México (CAEM). Les explicamos el proyecto y nos pidieron elaborar un Proyecto ejecutivo. Logramos que una persona que tiene casa de fin de semana en Malinalco, financiara la elaboración de dicho proyecto, que incluyó un estudio topográfico de la parte del río que pasa por la cabecera municipal, la más contaminada y con cuya población estábamos trabajando.Entregamos el Proyecto ejecutivo con una propuesta para instalar ciento veinticinco biodigestores (unifamiliares, de tratamiento de aguas negras) y cuatro pequeñas plantas de tratamiento que se colocarían junto al lecho del río, para recibir las aguas negras de colectores provenientes de más de treinta viviendas y restoranes, y meses después la CAEM licitó la obra. La Escuela del Agua colaboró supervisando las obras y fue un puente entre la empresa que obtuvo el contrato para instalar dichos biodigestores y las familias ribereñas.
En este momento, seis de julio de 2009, se han instalado sesenta y ocho biodigestores, y las familias están ya conectándolos y clausurando sus descargas al río. Falta aún instalar las cuatro plantas domésticas de tratamiento para eliminar las aguas negras en el río, en la parte que pasa por la cabecera municipal, y que se instalen biodigestores para las familias de las comunidades de Jesús María, San Nicolás y San Sebastián, por donde también pasa dicho río.
Paralelamente a este trabajo, colaboramos con los delegados de los barrios en cinco jornadas de recogida de residuos sólidos del río. Detectamos que algunas personas tiran restos de podas al cauce, fuimos a hablar con ellas, les propusimos talleres de composteo para hacer un uso adecuado y beneficioso de sus desechos orgánicos, y llevamos a cabo tres. Elaboramos una propuesta de manejo de residuos orgánicos que incluye recoger los restos de podas y llevarlos a compostear. Estamos en espera de la respuesta positiva de las autoridades municipales, que colaboraron con la Escuela del Agua tanto en las jornadas de limpieza del río como colocando letreros en los puentes por donde éste pasa, con un teléfono de denuncia ciudadana y la solicitud de que se evite tirar basura a éste.
Durante los talleres y visitas domiciliarias, nos percatamos de que la mayoría de las familias separa sus aguas grises de las negras, y que muchas de las descargas al río son de este tipo, jabonosas. Hemos diseñado un proyecto piloto de sistema de tratamiento de aguas grises, con filtros para las viviendas ribereñas, y humedales con plantas limpiadoras del agua, a las orillas del río. Estamos promoviendo un proyecto para continuar la restauración del río, en el tramo que va de las truchas, al sur de la cabecera municipal, hasta donde éste se junta con el Colapa, que lleva sus aguas al Chalma, que desemboca en el río Amacuzac, el cuál a su vez es tributario del Mezcala cuyas aguas alimentan la gran cuenca del río Balsas.
martes, 14 de julio de 2009
La experiencia de restaurar un río: el comienzo
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