martes, 16 de junio de 2009

La ecoeconomía: construyendo un modelo sustentable




Hasta el día de hoy el discurso económico imperante plantea que el crecimiento es la panacea para cualquier problema. El crecimiento de la producción de bienes y servicios junto con el consumo puede abatir la pobreza, la sobrepoblación puede ser frenada con la transición demográfica que ocurre bajo el crecimiento económico o la degradación ambiental tiende a reducirse cuando el crecimiento del Producto Interno Bruto per cápita alcanza un punto máximo. Sin embargo toda esta idea del crecimiento infinito está entrando en una etapa de profunda crisis. Las bondades del desarrollo económico traen consigo una degradación insostenible de la biosfera. Varios economistas han puesto en duda qué tan viable es plantear el crecimiento y el desarrollo como un par de procesos inacabables sustentados sobre una biosfera finita. Economistas como Herman E. Daly de la Universidad de Maryland, un importante promotor de la ahora llamada ecoeconomía (Lester R. Brown, The Shape of the Eco-Economy), dicen que la expansión de los mercados puede sacrificar el capital natural (como el agua, el aire, los bosques etc.) por capital hecho por el hombre (como las carreteras o cualquier utensilio). De acuerdo con esta disciplina la expansión económica puede alcanzar un punto en el que la degradación del medio ambiente no permitiría más crecimiento.
Así, esta rama crítica a la economía de mercado ortodoxa hace la advertencia de que la raza humana debe asumir los límites biofísicos del planeta. En prácticamente 65 años la humanidad se ha triplicado y con ello toda la producción que extrae de los recursos naturales del planeta, lo que ahora se conoce en inglés como la "huella ecológica". Daly en un artículo argumenta que la microeconomía tiene un escenario en el que inercialmente el crecimiento se detiene: cuando el costo marginal iguala al beneficio marginal. En contraste la macroeconomía no tiene ningún mecanismo o escenario en el cual detenerse en periodos expansión (Scientific American, septiembre de 2005). El concepto de una economía sustentable nace como una antítesis a la idea de la economía clásica, que cree que el crecimiento puede ser indefinido en un mundo con límites biofísicos. Bajo este modelo el crecimiento se puede detener sin a su vez acabar con el desarrollo, que es posible aumentar el Producto Interno Bruto per cápita de los más necesitados sin drenar al planeta más recursos, emitiendo más dióxido de carbono y empeorando la crisis climática. En economía sustentable entonces se encontrarían las soluciones en el desarrollo y no en el crecimiento como se asume actualmente.
La utilidad como concepto de la economía clásica es una “satisfacción de lo deseado”, obviamente es algo que está profundamente ligado con la percepción del individuo y esto es algo intangible. La utilidad no es cuantificable o material en su defecto. Pero los bienes y servicios que cubren esa utilidad salen de los recursos naturales, que son cuantificables y que, una vez que son procesados, son devueltos al medio ambiente en forma de desperdicios. Una economía sustentable también debe por definición tener presente la capacidad que tiene un medio ambiente para proveer de recursos naturales para la actividad económica mientras se considera su capacidad de absorción de desperdicios. El capital humano en forma de desperdicios se está convirtiendo en una amenaza para el sistema que sostiene toda la vida en este planeta. Por ejemplo bajo un modelo sustentable el sector de la pesca utilizaría una cantidad de barcos basándose en las poblaciones existentes de vida marina sin sobreexplotar aquel ecosistema. Los límites de la actividad de cualquier sector pueden basarse en la capacidad del medio ambiente para proveer y regenerarse.
El modelo de los bonos de contaminación de la Unión Europea parte de un precepto muy parecido, que al contaminar se están sacrificando bienes naturales escasos y por lo tanto aquello debe traer costos. Mecanismos como éste que podrían adaptar el modelo económico imperante a uno sustentable necesitarán de la intervención gubernamental en forma de gravámenes y subsidios a diferentes actividades; pero también creando los incentivos que promuevan la sustentabilidad mientras se castigan las actividades contaminantes. Aquí vale la pena hacer una pausa para reflexionar lo siguiente: los Estados Unidos es uno de los países más contaminantes del planeta, de acuerdo con varios estudios China ya lo alcanzó, cualquier solución duradera deberá ser encabezada por este país. Sin embargo hay que considerar que en Estados Unidos uno de los puntos más importantes de la ideología conservadora es mermar la intervención del estado dentro de la economía y de la vida privada de sus habitantes. El cambio climático deberá ser atendido con mecanismos de intervención, algo que será muy impopular para un amplio sector de la población del país que más dióxido de carbono expulsa al medio ambiente y que a su vez deberá liderar los cambios políticos, económicos, sociales y científicos para atenderlo.
Será necesario hacer productos más durables para aminorar la cantidad recursos naturales utilizados para reemplazarlos. De acuerdo a la ecoeconomía se puede cuantificar en cualquier medio ambiente -ya sea viejo o joven- la biomasa extraída para fabricar cualquier unidad de producción. Otro punto a destacar plantea que existan commodities rentados como cualquier producto de papelería. El consumidor adquiere aquellos productos y una vez que deja de utilizarlos los regresa al fabricante para que éste lo recicle. La idea de la inversión también cambia, ya que su función principal sería reemplazar y mejorar cualitativamente en vez de especular en la expansión cuantitativa de los mercados. En lo que se refiere al comercio entre países ricos y pobres se cree viable establecer marcos regulatorios que incentiven la sustentabilidad sin acabar con los beneficios para los más pobres. Los impuestos deberán enfocarse más al momento en el que se extraen los recursos de la biosfera en vez de en el consumo o los salarios. Uno de los argumentos que podría generar mayor polémica es que los teóricos de la Ecoeconomía creen que en una economía sustentable llegar al pleno empleo sería prácticamente imposible. Sin embargo estos expertos advierten que de no tomarse estas medidas y de asumirse los sacrificios que conllevan, existe el riesgo de llegar a una catástrofe ecológica en la que la escasez de recursos naturales mermaría el crecimiento económico totalmente.

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